Durante la segunda parte del siglo XIX las élites en el poder moldearon una cultura que reflejara sus intereses. El grupo liberal, que triunfó tras la guerra de reformas, consideraba que la educación, las artes, los eventos culturales, así como la arquitectura eran los medios idóneos que permitirían debilitar la religiosidad del pueblo mexicano y las vías por la cual se podía fortalecer un Estado laico caracterizado por una cultura liberal, capitalista y secular.
Con la consolidación del Porfiriato la ideología positivista de los científicos, la visión liberal de la sociedad sufrió algunas modificaciones y se impuso una cultura elitista y afrancesada. A partir de 1880 México produjo pensadores brillantes; escritores fascinantes, periodistas aguerridos, educadores inspirados y científicos, entre otros. La cultura porfirista reflejaba las características de la modernización económica de la nación mexicana: hubo grandes avances y nuevas riquezas culturales pero estos logros se hicieron a costo de las clases populares quienes no pudieron mejorar su suerte: fueron víctimas del desprecio y el abuso; además quedaron excluidos del sistema educativo y las ofertas culturales.
En este objeto exploraremos las siguientes expresiones culturales:
La educación en México durante la segunda mitad del siglo XIX
La educación fue un proyecto fundamental en el proceso de construcción del Estado nacional. Existía el deseo de aumentar el número de escuelas y de niños asistentes; sin embargo, debido a los conflictos internos y externos resultó difícil organizar los recursos necesarios para la edificación de escuelas, para capacitar docentes y mantener una institución educativa a nivel nacional.
El artículo tercero constitucional de 1857 planteaba que la enseñanza era “libre”. La interpretación de este término no resultó tan fácil: para algunos significaba que el Estado no intervendría en la educación; para otros significaba que abría la puerta para enseñar cualquier cosa y los clérigos consideraban que se atacaba su monopolio sobre los contenidos.
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El problema con la cual se enfrentaban es que aún no había las condiciones para establecer una política educativa consolidada ni tampoco un modelo educativo bien definido; en estos años la escuela pública adoptó el sistema lancasteriana, en el que la educación era una tarea compartida entre el docente y los alumnos mayores, quienes enseñaban sus saberes a los pequeños. Mientras tanto, las familias ricas pagaban tutores o enviaban a sus hijos a escuelas particular es mientas que los jóvenes de clase media estudiaban con las “Amigas”, viudas y solteras que enseñaban a cambio de una cuota.
Ciudad de México durante la segunda mitad del siglo XIX
Fiel a los ideales capitalistas de la modernidad y al positivismo, los liberales mexicanos transformaron las urbes mexicanas a semejanza de las ciudades europeas. De acuerdo con los ideales ilustrados una ciudad moderna tendría:
Orden y confort es decir simetría, amplias avenidas pavimentadas y espacios públicos.
Seguridad o lo que equivalía a tener cuerpos policiacas y de bomberos; tener alumbrado.
Limpieza, es decir tener un sistema de agua potable, drenaje, recolección de basura.
Belleza o tener arquitectura estética, parques, zonas ecológicas y lugares de esparcimiento.
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